miércoles, 24 de junio de 2009

"Pour mieux vivre" (Para vivir mejor)

Días raros...

"ecce enim veritatem dilexisti
incerta et occulta sapientiae tuae manisfestasti mihi
Asperges me hysopo et mundabor
Lavis me, et super nivem dealbabor."




(Mas tú amas la verdad en lo íntimo del ser,
y en lo secreto me enseñas sabiduría.
Rocíame con hisopo y seré limpio,
lávame y quedaré más blanco que la nieve.)


Una canción triste
:

Y otro fragmento de Literati, un libro que me cautivó, lo empecé sin saber de que iba, y según avanzaba, comprobé como ese libro estaba escrito para mí...

<... En el primer momento me fué dificil ver nada, porque el lugar era oscuro y estaba tan lleno, que el gentío me abrumó. Cuando mis ojos asustados se adpataron comencé a percibir la distribución del lugar y las caras de las personas que lo ocupaban. Era un lugar cavernoso, lleno de extremo a extremo de gente de pie, grupos risueños de hombres y alguna mujer, con una pista de baile sobre una plataforma elevada a un lado y en el piso superior otro espacio bastante concurrido, siluetas indistinguibles entre la oscuridad, el hielo seco y los flashes de colores. Todo era turbio y extraño, las luces de la pista de baile me cegaban. Más allá de la cerveza, el tabaco y la colonia, podía percibir el olor de los hombres, el mismo almizcle misterioso que perfumaba el espcio sagrado del dormitorio de Ian. Su olor se infiltraba en mi mente, y sus figuras tan variadas, sus dedos con pelos que sujetaban las pintas, el reflejo de la luz en sus cabellos engominados, sus camisetas, brazos, zapatos, mejillas, sus lenguas rosadas tras losdientes cuando reían, todo aquello me subyugó.
[...]
Buscaba entre la masa de gente algún hombre que se pareciese a Ian. Un hombre con un pendiente se me acercó. Era de Kilkenny, se llamaba Paul, o Martin, o Vincent, y trabajaba en algo relaccionado con las nuevas tecnologías. No recuerdo de que hablamos, pero me dió a probar por primera vez el sabor de una lengua en mi boca y fué la primera persona que compartió mi cama en el edificio I6.
[...]
Mis noches transcurrían en un sombrío aturdimiento erótico, un torbellino de humo, de dicoteca, aftershave y besos con sabor a cerveza. Yo, que nunca había besado a nadie, me acostumbré con rápidez a la imagen de hombres desnudos con la piel de gallina recogiendo su ropa del suelo y saliendo de mi dormitorio y de mi vida. Al final eran practicamente iguales, hasta el punto que llegué a dudar su había estado dos veces con el mismo o si en verdad era uno solo con quién me acostaba una y otra vez...>


Literati. Barry Mc Crea


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